Silencio, Cristo Hoyos

La obra Silencio está conformada por un conjunto de veinticuatro cuadros trabajados al aleo sobre papel para serigrafía, que indaga sobre la estética que rodea el sentimiento ceremonial de lo funerario: la flor natural y artificial, la cruz elemental, las coronas y las lápidas en el Caribe colombiano.

Cordobés Cristo Hoyos, nacido en el municipio de Sahagún (Córdoba, 1952), realizó sus estudios en Bogotá/ colombia, donde se formó en ciencias humanas con énfasis en historia. Hoy en día un artista del Caribe colombiano, que devela en cada uno de sus trabajos su pasión por la memoria, la historia, la cultura y el contexto de Colombia. El sello de este artista se encuentra en el trasfondo de cada una de sus obras, donde existe una investigación de carácter histórico, que luego logra mezclar con las artes.

Cristo Muestra una interesante perspectiva no lineal de la violencia en Colombia, una que nos involucra de manera constante y persistente; este artista logra estremecer un mundo de imposibilidades dispuestas desde una carente indignación política que resguarda millares de víctimas. Plantea un hemisferio generacional, y divide esta indignación de la crueldad, mucho más hacia relucir lo que ya está hecho y lo que nos causa como sociedad, persona común y seres humanos en general; su capacidad de simplificación es exquisita, ya que conforma estos bodegones que llevan una gran carga simbólica en cada uno de sus caracteres.

Desde todos los ámbitos esta muestra es una obra que logra comprenderse hasta el límite de lo inexplícito, y vincula cada elemento como en una gran tela de retazos; la utilización de la pintura como medio estimulante para percibir de alguna manera la incorporada obstrucción entre los hechos y los culpables del mismo, me inclina cada vez más a pensar que concibe muy bien cada significante.

El nombre silencio, nos puede llevar a divagar sobre muchos crímenes sin resolver, atrocidades en conjunto, libertades oprimidas, suertes preconcebidas, etc… y cada uno con una historia diferente, lo que hace con la obra es acercarnos más hacia el punto generador del planteamiento.

Cada imagen resuelta en una crucial elección de elementos que acompañan a las coronas fúnebres, en esta se combinan los colores tristes, colores del abandono y las ambiguas tenazas del martirio, que rodean la esperanza que murió junto con la humilde despedida de los que fueron considerados como simples oportunidades para alcanzar objetivos que no valen tanta pena y afectan a la historia, ángulo y realidad social.

La cantidad de imágenes que se confabulan en un espectro de recreación, pero conecta los objetos que presentan vidas, acciones, experiencias y todo lo real; encerrados en urnas que delimitan obstrucción social. Las urnas que recogen cada imagen, engloban lo que míseramente se considera como final de algo de pudo haber importado y simplemente tuvo un fin.; lo capcioso de estas urnas que solo son madera con vidrios, aunque nos transporten a un universo de sensaciones encontradas sobre muerte y desespero, solo son significantes yuxtapuestos, obviamente planeados con rigor e investigación sobre lo que cristo plantea, pero muy estratégicamente incorporados.

Si notamos como detenidamente van apareciendo cada uno de los significantes que dan forma a este conjunto de obras, veremos que siguen un esquema de particularidad, uno que corresponde a la marca personal de artista, algo que hoy en día no es tan común ya que los artistas contemporáneos se atreven a muchos estilos, formas y demás; no conciben un estado de correlación. Cristo es uno de los pocos que construye su esquema y moldea sus ideas del lado que apunten hacia la verdad funcional y pertinente, involucrando a la sociedad como locomotora de una búsqueda que a la vez es la clara y colectiva aunque no se sienta así, desde el punto de vista aparentemente externo de la sociedad colombiana.